Resulta curioso el comportamiento del patriotismo o sentimiento de país en España. Ya no sólo se trata de un sentimiento contrario a los símbolos del país por parte de los nacionalistas, algo que podría resultar comprensible, sino que en el propio país el concepto de España como país se rehúye.
Esto se debe al apropiamiento durante muchos años del concepto y de los valores de la patria por parte de un sector fascistoide de la población, que han ligado ese sentimiento a una serie de valores con los que una mayoría de la población no comulga.
Está tan arraigado el concepto de una España Grande y Libre que se creó en tiempos de Franco que se huye de él.
Esta huida se manifiesta en la población con un reconocimiento a símbolos ajenos a los oficiales, como pudieran ser las banderas republicanas u otros.
Curiosamente el sentimiento de patria sólo se manifiesta en el deporte, lo cual es muy triste para un país. Además, en cuanto aparece cualquier manifestación relacionada con la patria, hay un sector patriobajero que enseguida enarbola y se apropia de ese sentimiento, contaminándolo y destruyéndolo, ya que esa mayoría que no se identifica con los patriobajeros.
¿Quienes son los patriobajeros? Son un grupo ultraconservador instalado en el seno de la derecha rancia española, muy relacionado con el ejército, sobre todo por la necesidad de todos los soldados de que si van a dar su vida en una lucha, tener un ideal por el que darla, relacionada con el otro sector rancio español, la cúpula eclesiástica de la que ya hemos hablado cuyo ideal de patria se identifica con un centralismo exacerbado y que se creen además por encima de los ciudadanos de este país, autoatribuyéndose el poder de estar por encima del bien y del mal, por encima de las comunidades autónomas, por encima del pueblo, de la democracia (partidocracia en nuestro caso) y de la constitución.
Este mal latente no se ha conseguido extirpar por desgracia del ejército y el gobierno de Aznar en sus últimos tiempos lo enarboló y hostigó con el tema de las autonomías vasca y catalana, presentando un exacerbado nacionalismo español frente a los nacionalismos radicales vasco y catalán.
El apropiamiento de todos los símbolos de la patria por parte de esos sectores que además están muy relacionados con la ultraderecha, hace que en general la población española no pueda tener un sentimiento patrio.
Esos grupúsculos actúan además por instinto. No tienen ni puta idea de lo que es España en la actualidad, pero enseguida llaman a la asonada y quieren presentarse en las puertas del congreso con su cuadrilla de legionarios o irse a invadir Cataluña o volver a bombardear Gernika cuando asustados o azuzados convenientemente consideran que su mundo de fantasía se rompe.
Hay que tener en cuenta que son grupos minoritarios, pero que presentan un problema para España, ya que hay mucho voto cautivo de la derecha no por el concepto fascistoide de país que tienen esos individuos, sino por el sentimiento antipatrio que generan en la izquierda en general.
Los dos grupos, los meapilas y los patriobajeros a pesar de ser muy minoritarios están muy instalados en la derecha, y la reacción que provocan es un anticlericalismo extremo y un sentimiento confuso antipatriota en la izquierda y esa reacción es la que provoca muchos votos cautivos de la derecha.
Ya dijimos que hay que romper con el poder de la Conferencia Episcopal y potenciar la iglesia de base, esa que creas en dios o no, es la que ayuda a la sociedad. Y lo mismo con la patria, hay que arrebatar a la derecha su concepción rancia de España y construir país, un país en el que cabemos todos entre otras cosas, porque ya estamos dentro, y eso viene por una reforma profunda del ejército en su concepción y objetivos, la reforma autonómica y la retirada de la monarquía, aunque éste último tema hay que tratarlo aparte, ya que muchos patriobajeros se identifican y se calman instintivamente con el Rey como jefe del estado, aunque ahora incluso entre ellos está en horas bajas.
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